EL
SENTIDO DE LA EDUCACIÓN
Alfabetización científica, filosófica
y afectiva-emocional
Por
Miguel Ángel Puerto Fernández
25-12-12
En el último número de la
revista Cuadernos de Pedagogía,
concretamente en su número 429 en la página 15, podemos ver que la Editorial
Morata publicará un nuevo libro de José Gimeno Sacristán, titulado En busca del sentido de la educación.
Valga decir que ya el título del libro es interesante ya que nos plantea, al mundo educativo y
pedagógico, una cuestión trascendental como base de las políticas educativas.
Evidentemente aún no he podido leer el libro, sin embargo me gustaría exponer
cual sería, desde mi punto de vista pedagógico, el sentido que hemos de buscar
en la educación.
Quizás el sentido que doy
a la educación sea un deseo quijotesco, quizás sólo sea un deseo tal que en la
realidad consumista en la que vivimos sea irrealizable. A pesar de ello creo
que es una utopía posible y realizable. Desde mi punto de vista, el sentido que
hemos de buscar en la educación ha de ir dirigido a organizar y estructurar un
sistema educativo en el cual la idea general que guíe los planteamientos
curriculares sea la Alfabetización científica,
filosófica y afectiva-emocional tanto del alumnado como de la comunidad
educativa. Quizás este planteamiento procedente de Paulo Freire, en un mundo
occidental hiperinformatizado e hiperconsumista, carezca de sentido, aún así,
creo que el avance técnico no ha ido en paralelo del avance en la conciencia
humana y menos aún en el reconocimiento del valor de lo femenino y de la
feminidad como base de la vida cotidiana. Tal vez hayamos avanzado algunos pasos,
pasando de una conciencia mística-mágica y sacerdotal hacia una conciencia
cientificista. Sin embargo, presiento intuir que el alumnado llega a niveles
superiores dentro del sistema educativo sin haber conseguido desarrolla
íntegramente una conciencia desde la cual sea consciente de la importancia de
luchar por ser un Ser Humano sin
castración afectiva o cognitiva, es decir, luchar por una personalidad íntegra
(masculino-femenino).
Quizás lo que sí podemos
afirmar es que el sistema educativo no debe seguir legitimando una ciencia y
una filosofía que olvidan la interrelación cognitivo-afectiva. No podemos
seguir legitimando un sentido educativo en el cual se enseñe que el científico
y el filósofo deben estar “aislados” y “libres” de los afectos y las emociones.
En este sentido, se sigue reafirmando, desde las escuelas hasta las
universidades, un sentido educativo favorable al significado de la ciencia y la
filosofía como ámbitos masculinos. Así se transmiten unas actitudes
patriarcales, machistas y sexistas en relación con un mundo académico “aislado”
y “libre” del mundo de la vida cotidiana.
Quizás por ello se sigue
difundiendo, a través de los contenidos educativos, que la ciencia y la
filosofía son asuntos de “Hombres” alejados de afectos y emociones que están
unidas a la vida cotidiana e identificada con el mundo femenino. Romper este sentido educativo patriarcal,
machista y sexista es trascendental para el desarrollo de una
alfabetización en donde se interrelacionen la ciencia, la filosofía, la
afectividad y las emociones; es decir organizar espacios educativos donde
aprendamos y enseñemos a interrelacionar lo cognitivo con lo afectivo y nos lleve a ver la importancia que tiene la
interrelación entre el mundo académico y el mundo de la vida cotidiana.
Las consecuencias para la
Humanidad de seguir legitimando política y económicamente este sentido
educativo patriarcal, machista y sexista no nos ayuda en la transformación
pacifica de una sociedad occidental llena de violencia, de psicosis y de
barbarie como hemos podido percibir en EE.UU con la reciente matanza en una
escuela de Connecticut [1].Concretamente
dicha sociedad violenta está basada en la Ciencia bélica o armamentística
guerrera [2]. Y dicha ciencia está
dirigida por científicos y filósofos a los cuales se les ha castrado su lado
afectivo y emocional en beneficio de las industrias bélicas-armamentistas. Así
surge la siguiente cuestión: ¿Qué sentido educativo tiene enseñar y educar,
desde la infancia hasta la adultez, en una forma de hacer ciencia y filosofía ,
una forma de ser científico y filósofo, si más tarde el conocimiento se dedica
a desarrollar una ciencia bélica y armamentista contra la propia sociedad y
contra la propia Humanidad?.¿Es esto educación, enseñanza o más bien barbarie patológica
psicótica de una civilización en decadencia?. Podemos mencionar, siguiendo el texto de Alejo Rossi, el ejemplo de
Alfred Nobel. Nuestra sociedad moderna capitalista se enorgullece de un
científico que desarrolló las arman automáticas y “A partir de las
armas automáticas, las guerras nunca más serían como antes”, afirma Rossi.
“Alfred Bernhard Nobel
(1833-1896), fue un científico sueco que se dedicó al desarrollo y
producción de explosivos, entre ellos la dinamita, la gelinita y la balística.
Independientemente de las aplicaciones en minería o demoliciones, resulta razonable considerar el hecho de
que el origen de sus inventos estaba claramente orientado a la industria
bélica. En particular, la balística y la pólvora sin humo, fueron
expresamente desarrolladas para tal fin. En particular, la pólvora sin humo fue
de vital importancia para el desarrollo de las armas automáticas, lo cual no es
poca cosa si uno mira en términos temporales el desarrollo de armas en función
de su capacidad destructiva. Este avance, en términos históricos fue un punto
de inflexión para la industria bélica. A partir de las armas automáticas, las
guerras nunca más serían como antes.”[3]
Así pues, una vez que José
Gimeno Sacristán publique el libro sobre el sentido de la educación, mencionado
anteriormente, podremos analizar y contrastar dicho sentido con el expuesto en
este breve texto. Y por supuesto, realizaremos una exposición del mismo para
ver diferencias y similitudes desde las cuales podamos aprender la comunidad
educativa a construir un mundo educativo y cultural que evite la violencia, la
barbarie y los comportamientos patológicos psicóticos.
NOTAS
[1]Una sociedad enferma de violencia. En Cubadebate.cu:
[2]Rosi, Alejo
(2012):
El prestigio de los premios Nobel en el imaginario Occidental. Adelanto del
libro “La Ciencia (es) bélica. Textos para el
debate”.
En Rebelion.org: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=159160
[3]Idem nota
(2)
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