jueves, 12 de enero de 2012

LUCHA DE CLASES EN EDUCACION-3

TRES NOTAS SOBRE
LA LUCHA DE CLASES EN EDUCACION


Tres Notas sobre la lucha de clases en la educación.

Salustiano Martín

El Viejo Topo.

Nov. 2011, nº 286,pág. 51-57


IDEA GENERAL 3:
Hechos, datos ,opiniones y argumentos en las que se sostiene la idea


3.-Los instrumentos de la burguesía para la devastación intelectual de la clase trabajadora

3.1.-Instrumentos para la devastación intelectual


Tres instrumentos tiene cualquier gobierno existente, al ser­vicio de la burguesía, para impedir la acumulación de energí­as intelectuales, voluntad consciente y autodisciplina por parte de la clase dominada dentro de la sociedad civil:


Uno es el transformismo: la detracción de intelectuales del ámbito de la izquierda real y su conducción al ámbito, bien de la pesudoizquierda burguesa, bien directamente de la derecha puramente conservadora (aquí y ahora, neoliberal y funda­mentalista).

El vaciamiento de real voluntad transformadora en partidos y sindicatos es un buen ejemplo de ello.

Otro es el sistema educativo, y, también, el discurso de la educación que conforma hasta sus aspectos más íntimos el tipo de relación educativa que se produce, respecto a los niños, en las familias de la clase trabajadora.

El tercer instrumento son los medios de comunicación de masas y toda la industria de la cultura que, respecto de la clase trabajadora, operan: 1) la desinformación en relación con los ámbitos social, económico y político; 2) la desideologización en relación con su pertenencia de clase; 3) la pasividad en relación con los daños que puedan sentir que están soportan­do, y, en fin, 4) la aceptación (incluso activa) de la sociedad capitalista neoliberal.

Este instrumento completa la labor del discurso educativo y de los diversos tipos de relación educati­va presentes en el sistema educativo y en el seno de la sociedad civil, y cie­rra el círculo vicioso de la hegemonía burguesa, haciendo posible el trans­formismo sistemático.


3.2.-Resultados de la devastación



1.      La destrucción de la conciencia de clase, que lleva a los tra­bajadores a la integración subalterna en el sistema capitalista, como si éste fuera un fenómeno natural contra el que es absurdo tratar de actuar, y que, en ese sentido, es bueno “por naturaleza".

2.      La incapacidad intelectual de los trabajadores, que les impide salir de la ignorancia de lo que les pasa exactamente y de qué tipo de mecanismos operan en la producción de su sufrimiento; que les impide pensar (o imaginar siquiera) có­mo podrían acabar con esto que (aunque no sepan qué es con todas sus consecuencias) les pasa, sin duda, como clase (en el hipotético caso de que consigan acceder de alguna manera a la conciencia de clase necesaria).

3.      La carencia de voluntad consciente, que les impide siquie­ra pensar en el hecho de que colectivamente pueden cambiar las cosas si piensan en ello y se organizan, que en su energía intelectual (expropiada, arrasada por las maniobras educati­vas de la burguesía) está la clave del conocimiento de lo que les pasa y de lo que podrían, sin duda, hacer para revertir el proceso de expropiación múltiple que los destruye como clase (y como seres humanos), que la voluntad humana (su propia voluntad colectiva) es capaz de acabar con la miseria que, aquí y ahora, los humilla, para conseguir otra sociedad, una en
la que puedan vivir como seres humanos completos y autóno­mos.

4.      La ausencia de autodisciplina, que les impide construir organizaciones políticas, sociales y culturales de clase, fuertes y enérgicas en su acción de clase, capaces de identificar lo que hay que hacer, de poner manos a la obra de hacerlo y de deter­minar que el curso de los acontecimientos sea el que ellos han previsto que sea: con su inteligencia, con sus conocimientos, con su voluntad consciente, con su autodisciplina, en fin, con su decidido esfuerzo de lucha colectiva.



CONCLUSIÓN-3:


Sin embargo, esto no tiene por qué ser así. La respuesta es: capacidad intelectual; conocimiento de lo que hay, de lo que sucede y de lo que nos sucede (y de su historia); voluntad consciente, autodisciplina, conciencia de clase y organización colectiva para la acción contrahegemónica. Para ello se nece­sita un sistema educativo nuevo y radicalmente diferente; es decir, se necesita una nueva teoría educativa, capaz de res­ponder a los intereses contrahegemónicos de la clase trabaja­dora, capaz de diseñar una alternativa que pueda ser ofrecida a nuestra clase y a la sociedad civil. Es necesario, para conse­guir eso, ponerse a pensar colectivamente en el problema sin prejuicios: sabiendo cuáles son los verdaderos intereses colec­tivos de nuestra clase


Diseño Didáctico: Miguel Ángel Puerto Fernández


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