¿Quién manda en la educación?
Rosa
Cañadell
Estamos en
tiempos confusos y, en el ámbito educativo, esta confusión puede terminar por
exterminar los principios básicos de lo que debía ser la educación pública: un
derecho universal, independientemente del lugar de nacimiento, de su estatus
económico y cultural, de su sexo, de su religión, de su orientación sexual o de
su identidad nacional.
Una
educación garantizada por las administraciones en condiciones de igualdad para
todo el alumnado. A favor del desarrollo integral de todos los chicos y chicas.
Una educación que impartía conocimientos y saberes, impulsaba valores
democráticos y de participación y que dotaba a todo el alumnado de los
conceptos fundamentales para entender el mundo y poder criticarlo y mejorarlo.
Para ello existían normas básicas, que emanaban de las leyes, y unos ejecutores
singulares que eran los profesionales de la educación. Los docentes y el resto
de la comunidad educativa participaban en la construcción del conocimiento y
adaptaban sus metodologías al alumnado. Los centros públicos eran gestionados
democráticamente y el profesorado, como funcionario, tenía libertad de cátedra
para impartir su docencia al margen, y a veces en contra, de los gobiernos de
turno.
Todo ello
está, en estos momentos, en cuestión.
Cada vez más
se confunden centros públicos, gestionados públicamente, laicos, gratuitos y
democráticos, con los privados que funcionan con los criterios de la patronal,
que reciben dinero público y que, en la mayoría de los casos, incumplen la ley:
cobran cuotas, seleccionan al alumnado y favorecen la segregación. Hay un
interés, cada vez mayor, en presentar a las dos redes como una: “centros
sostenidos con dinero público”.
Además,
dentro de los públicos se están promocionando centros de diferente calidad: los
“innovadores” o “avanzados” y los demás. Ello, unido a la promoción de un
inexistente derecho, el de “elegir centro”, da como resultado un aumento
importante de la segregación, con una concentración del alumnado por clase
social y origen cultural. Lo que es socialmente injusto y pedagógicamente
negativo.
Aparecen
empresas, bancos y organismos privados que interfieren en la educación: deciden
qué hay que enseñar, cómo, con qué metodologías, qué tecnologías utilizar y
cómo evaluar. Nunca bancos y empresas tuvieron tanto “interés” en la educación,
ni tanto poder para imponer sus principios al margen de unas administraciones
que no dirigen pero sí aplauden estas “innovaciones”.
Los
organismos privados utilizan dos estrategias: impartir “formación” para el
profesorado y elaborar material didáctico. Se supone que ambas son de máxima
importancia. ¿Son las empresas, bancos o fundaciones privadas las que deben
“definir” el perfil del profesorado y elegir los contenidos? ¿Quién controla
esta formación? ¿Quién tiene la prerrogativa de formar al profesorado? ¿Pueden
estas organizaciones ayudar al alumnado a tener una visión crítica del
funcionamiento de la economía y política actual? ¿Pueden ayudar a educar en la
solidaridad y la democracia, en el rechazo a la desigualdad y a la marginación?
¿Qué principios éticos pueden inculcar empresas que sobreexplotan y defraudan a
Hacienda o bancos que engañan a sus clientes y desalojan a familias sin
recursos de sus casas?
Algunos
ejemplos:
- Fundación Empieza por Educar (del Banco Santander) y Fundación Telefónica lanzan el proyecto Entre Profes, un entorno formativo online dirigido a docentes que trabajan en entornos complejos.
- EduCaixa es una plataforma educativa que incorpora recursos que explican los conceptos básicos de la economía y las finanzas.
- CINAIC es el Congreso Internacional sobre Aprendizaje, Innovación y Competitividad. Más que un congreso es una plataforma para divulgar innovación educativa y mejorarla.
- AulaPlaneta es una plataforma de la editorial Planeta con recursos por cursos, materias y temas
- Fundación Promete quiere promover un mayor y mejor desarrollo del talento de todas las personas, mediante el diseño y realización de proyectos de innovación educativa y social,
- Escuelas Creativas un proyecto de Fundación Telefónica en el que se “traslada”, a centros educativos y aulas, la metodología de creatividad e innovación del famoso cocinero Ferran Adrià.
- La Fundación Amancio Ortega convoca, a través de su Programa de Formación para Profesores, 50 plazas para la realización de un año académico en Canadá. El Programa ofrece formación en técnicas y habilidades de uso transversal en la docencia, y prácticas educativas en centros públicos canadienses.
- Segunda edición del concurso internacional de enseñanza Global Teacher Prize de la Fundación Varkey, considerado el “Nobel de la Enseñanza”.
- AltSchool, con el respaldo de inversores como Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, l pretende revolucionar la enseñanza y crear un sistema de aprendizaje personalizado que pueda usarse en cada escuela del mundo.
- Escola Nova 21: EduCaixa, juntamente con el Centre UNESCO de Catalunya, la Fundació Jaume Bofill y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), impulsa el proyecto Escola Nova 21, una alianza de entidades y escuelas con el objetivo de propiciar acciones de cambio educativo.
- La CEOE reclama que el empresariado tenga más protagonismo en la gobernanza ejecutiva de la formación, hasta el punto de que pueda participar en la definición de los currículos de grado y posgrado.
- Design for Change hace su aparición en España en 2011, con la ilusión de contribuir a transformar la realidad educativa de nuestro país. Innovación, emprendimiento social, valores e inteligencias múltiples.
- El CETEI es el centro de innovación educativa de la red de escuelas Jesuitas Educación. Su misión es ser y actuar como nodo de reflexión y debate, promoción, transferencia y difusión de las innovaciones educativas, tecnopedagògiques y metodológicas de Jesuitas Educación
- Escuelas Católicas es la patronal de colegios concertados que ofrece formación.
Pero, no
sólo intentan formar al profesorado y vender sus materiales, sino que, cada vez
más, entran en las escuelas para propagar sus ideas. Así lo vemos en el ejemplo
de la Educación Financiera (EFEC), denunciada una y otra vez por la Plataforma
por la Educación en Economía Crítica.
Cuando
intentamos ver en qué consisten estas y otras ofertas de formación, de
materiales y de propuestas de innovación, nos encontramos con algo insólito:
todos proponen lo mismo. ¿No es mucha casualidad que estén tan de acuerdo la
OCDE, los bancos, los empresarios, los movimientos pedagógicos a favor de la
innovación educativa, las escuelas religiosas y las públicas, las plataformas y
fundaciones?
Estas
coincidencias se pueden resumir en cinco : 1) El gran fracaso de la educación
actual y la falta de preparación del profesorado. 2) La necesidad de cambiar
radicalmente las metodologías y pasar a “educar por competencias y por
proyectos”. 3) La utilización de las TIC y los medios digitales como
herramientas fundamentales. 4) La educación “centrada en el alumno” y la
necesidad de adaptar la educación a las “necesidades de la sociedad del siglo
21”. 5) El fomento del “espíritu emprendedor”.
Todo ello,
además, no se ha discutido en ningún foro; ha aparecido como una “obligación
voluntaria” del profesorado que se ve abocado a poner en cuestión todo lo que
estaba haciendo y adherirse entusiasta al diseño que otros han formulado. El
profesorado debe aprender de nuevo a enseñar, en sus horas libres y pagando la
formación de su bolsillo. Tiene que dedicar horas fuera de su horario para
planificar, buscar material y organizar las clases a partir de las nuevas
órdenes. ["Es necesario sacar al docente de su zona de confort y ayudarlo
a que aprenda a utilizar herramientas tecnológicas…” (Instituto de Innovación
en Negocios Educativos); "El problema lo tenemos dentro de la cabeza. No
hacen falta más recursos. Hay que aprender a trabajar en equipo, tanto los
alumnos como los profesores” (Escola Nova 21)].
Los centros,
sobretodo los públicos más marginales, deben hacer un sobreesfuerzo para
apuntarse al carro si no quieren ser más marginales y ser tachados de
obsoletos.
¿Dónde están
los estudios que demuestran que la educación por competencias y por proyectos
es mejor? ¿Es todo ello tan “nuevo”?¿Porqué viene de la mano de organismos
privados? ¿Por qué, de repente, hay que cambiar horarios, espacios,
metodologías y roles sin aumentar recursos ni presupuestos? ¿Es mejor y más
avanzado fomentar el espíritu emprendedor que el espíritu crítico? ¿Es mejor la
educación financiera que la filosofía, la música o la literatura? ¿Qué
significa una educación “centrada en el alumno”?¿Por qué el profesor debe dejar
de ser un emisor de conocimientos para convertirse en un guía ¿De dónde
aprenderán ahora los conocimientos, de internet?
Pero lo más
importante: ¿quién ha decidido todo ello y en función de qué intereses?
Es evidente
que la sociedad está cambiando. la educación no puede quedar al margen.hay que
mejorarla , pero la falta de discusión y, sobre todo, esta avalancha impositiva
de una innovación que surge del mundo empresarial, puede desembocar en un gran
fiasco. La sociedad, las familias, y los profesionales no deberían abrazar
acríticamente todas estas nuevas directrices. Si dejamos la educación en manos
de agentes privados, con intereses muy concretos, estamos hipotecando el futuro
de nuestra sociedad.
La educación
no tiene que estar al servicio de la economía, de las empresas o del mundo
financiero, la educación tiene que ofrecer herramientas, conocimientos y
valores para que todos y cada uno de nuestros alumnos y alumnas puedan tener
una vida digna, y sean capaces no tanto de adaptarse a un mundo salvaje y
competitivo, sino que sean capaces a enfrentarse a él y puedan cambiarlo.
Rosa
Cañadell. Licenciada
en Psicología. Profesora. Exportavoz del sindicato USTEC•STEs. Miembro de la
Comisión Promotora de la ILPeducacio. Miembro fundador del Seminario Ítaca de
Educación Crítica (SIEC)
14/7/2017
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