“La
Revolución es, sobre todo, un proceso de futuro”: Frei Betto
Paula Companioni .
La Habana, Cuba
Hacia mediados de la década de 1960, un educador
brasileño envuelto en labores alfabetizadoras en su país se daba cuenta de que
el proceso de educación universal era un método pedagógico
opresor. El profesor denominó a esta como una pedagogía “bancaria” pues
encontró que en ella existían relaciones en las que un banquero (cualquier
sistema de educación) depositaba en una cuenta (cualquier
educando) una cantidad de capital (el conocimiento) para luego ser reinvertido
en sus negocios (el mercado laboral). Esta pedagogía era un método vertical en
el que se mantenía y reforzaba el status quo de la sociedad burguesa.
Este educador, llamado Paulo Freire, propuso un método distinto en el que el educador se cuestionara y así se educara, permanentemente, en el diálogo con los educandos. Esta nueva forma pedagógica, nombrada Metodología de la Educación Popular (EP) o Pedagogía de la Liberación, sostenía que partir del educando, hacer los procesos de aprendizaje horizontales y participativos, y utilizar una filosofía educativa que se pusiera en el lugar de los oprimidos, sería la única forma de, entre todos, conseguir la libertad humana.
Casi 50 años después la discusión sobre la EP debe
enfocarse hacia cuáles son los nuevos paradigmas de la Educación Popular, o bien, cómo desarrollar
una metodología y una teoría de la EP incorporando el legado de Paulo
Freire y haciéndolo avanzar. Con este objetivo en la 23 Feria Internacional del Libro
en Cuba, la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC), el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe
(CEAAL), el Centro Fe y Cultura Loyola de la Compañía de Jesús y el Centro
Memorial Dr. Martin Luther King, Jr. (CMLK) y la
Embajada de Brasil convocaron a un seminario de tres días acerca
de la vida y obra del pedagogo brasileño Paulo
Freire.
La autonomía, la democracia, el respeto al otro, y
sobre todo la transformación social son rasgos de la obra de Freire que merecen
repensarse y elaborarse desde las propias dinámicas de la Pedagogía de la Liberación.
Casi 50 años después la discusión sobre la EP debe
enfocarse hacia cuáles son los nuevos paradigmas de la Educación Popular, o bien, cómo desarrollar
una metodología y una teoría de la EP incorporando el legado de Paulo
Freire y haciéndolo avanzar.
Uno de los conferencistas convocados, el teólogo,
educador y escritor brasileño conocido como Frei
Betto (autor de 53 libros editados en Brasil y
el exterior, y premio Jabuti 1982, concedido por la Cámara Brasileña
del Libro), fue quien trajo para la Cuba de mediados de la década de 1980 la
propuesta de incluir dentro de nuestra sociedad en revolución la Metodología de
la Educación Popular (EP) o Pedagogía de la
Liberación.
Frei Betto, acerca de la esencia de nuestros días,
ha escrito que “cuando Fukuyama declaró ‘el fin de la historia’, no hizo sino
expresar lo que el neoliberalismo quiere lograr: ‘hemos llegado a la plenitud
del tiempo: el método neoliberal de producción capitalista, el mercado. Son
pocos los escogidos y muchos los excluidos; y ya no tiene caso querer luchar
por una sociedad alternativa’. Actualmente es difícil hablar de sociedad
alternativa; de socialismo, ni pensarlo. Se ha creado una especie de pudor, un
bloqueo emocional alrededor de este asunto”.(1)
Como contrapartida a Fukuyama Frei
Betto invita a pensar las demandas de la enseñanza actual desde los postulados
de la Pedagogía de la Liberación, la que para él “es más necesaria y urgente
que nunca porque tenemos gobiernos democráticos, pero no siempre están apoyados
en la movilización popular”.
Usted es un asiduo visitante de la Feria del Libro de Cuba, ¿por qué
trae, precisamente ahora, la figura de Paulo Freire a la Feria?
Bueno, en verdad, ese tema no ha sido introducido por
mí. El padre Román, un jesuita cubano que vive aquí en La Habana,
es aficionado de Paulo
Freire; él, junto con el Centro Martin Luther King y la Embajada de Brasil,
han decidido hacer este seminario. Me invitaron porque yo siempre he sido amigo
de Freire y porque escribimos juntos el libro Esa escuela llamada vida
(1988).Los organizadores de la Feria estuvieron de acuerdo, y lo hemos hecho en
tres sesiones: una en el Centro Cultura y Fe de la Iglesia de Reina, otra en la
Sala Portuondo de la Cabaña y la última en la Casa de las Américas.
“Mi preocupación es que, ahora que Cuba hace algunas
reformas, hay un sector privado que me hace temer que la gente también se ponga
privada (en el sentido burgués de pensar solo en ganar dinero) y que ya no
tenga este sentido propio de Cuba de construir un país en el que todos tengan
los mismos derechos y las mismas oportunidades”.
En este seminario usted ha explicado que el proceso de
educación
es, en sí mismo, ser política; ¿cree que la Metodología de Educación Popular —ideada por Paulo
Freire— le diga algo a la Cuba de hoy?
Quizá la metodología de Paulo
Freire puede ayudar al proceso cubano. En las escuelas cubanas hay una educación
formal que no hace fácil la entrada de la metodología de Freire. Pero esta es
más adecuada para los procesos de los movimientos sociales: los Comités de
Defensa de la Revolución (CDR), los
sindicatos, las brigadas, la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU). En
estos lugares sería muy importante que la gente conociera un poco esta
metodología revolucionaria.
Mi preocupación es que, ahora que Cuba hace algunas
reformas, hay un sector privado que me hace temer que la gente también se ponga
privada (en el sentido burgués de pensar solo en ganar dinero) y que ya no
tenga este sentido propio de Cuba de construir un país en el que todos tengan
los mismos derechos y las mismas oportunidades.
Para luchar en contra de esto es necesario un trabajo
permanente de educación política, moral y ética. Estoy convencido
de que Paulo Freire con su metodología puede ayudar en
esa educación.
Es una metodología que parte desde el pueblo y la
gente sencilla: un campesino, un obrero, un empleado. Es una metodología con
una visión revolucionaria, progresista.
En general, la educación
que existe mundialmente es lo que Paulo
Freire denunciaba como “bancaria”, porque el padre enseña al hijo, el
profesor enseña al alumno, el dirigente político enseña al pueblo. Estos (el
padre, el profesor, el dirigente) son poseedores de un bien (el conocimiento)
que depositan, a manera de transacción bancaria, en la cabeza de los otros (el
hijo, el alumno, el pueblo).
Freire introdujo una concepción dialéctica en la educación,
concibiéndola como un proceso de práctica-teoría-práctica. O sea, que siempre
hay que partir de las prácticas de la gente, sistematizarlas para elaborar
teoría, y luego volver a la práctica de una manera reforzada.
Para desarrollar esa dinámica de
práctica-teoría-práctica, la Educación Popular propone una
horizontalidad en la relación de los seres humanos con su entorno. Sin embargo,
los libros tienen una visión más iluminista del aprendizaje. ¿Cómo usted
conjuga la propuesta de la EP con su obra literaria?
De una manera muy sencilla. Lo no ficcional de mi obra
literaria parte de la práctica de la gente. O sea, todos mis libros —incluso Fidel
y la religión (1985)— son libros que parten de la práctica cotidiana de la
gente, de los fenómenos de la realidad y de la historia. Hay ahí una
formulación sistematizada que es propia del lenguaje literario. ¿Para qué? Para
devolver a la gente el resultado de sus prácticas sistematizadas. Es por eso
que estos libros tienen tanto impacto.
Luego, o a través de los libros o a través de un
monitor que está junto con la gente ayudando a sistematizar, es que se
aprehende esta sistematización. Al mismo tiempo que, por ejemplo, voy
sistematizando la práctica de un sindicato, ellos lo van recibiendo de vuelta
—de una manera más elaborada y comprensible—. Es el proceso por el que se va
contextualizando su quehacer.
En su presentación del seminario en la Casa de las Américas usted
afirmaba que Paulo Freire fue fundamental para
todos los procesos de liberación de América Latina de los últimos 40
años. Pero la Revolución Cubana tiene 55 años.
¿Qué ha bebido, bebe o debe beber el proceso social de la Isla de Paulo
Freire y su Pedagogía de la Liberación?
La Revolución Cubana es anterior a Paulo
Freire, pero sin saberlo ha adoptado la metodología que Paulo
Freire sistematizó. Cuando Fidel llega en el desembarco del Granma y
tiene más gente que fusiles, y se encuentra con muchas dificultades, él hizo un
trabajo de educación popular con los campesinos. Eso es lo que
creó el Ejército Rebelde y permitió la victoria de
la Revolución.
Paulo Freire no ha inventado del aire. Él cogió
la historia de las prácticas políticas progresistas de la historia humana. La Revolución Cubana ha adoptado el método de Paulo
Freire antes de que este existiera. Freire hizo una sistematización del
conocimiento anterior de la historia de las prácticas del trabajo con los
pueblos, sobre todo, del conocimiento de las prácticas sociales de Brasil
—de las ligas campesinas, del trabajo que hizo de alfabetización, de los
movimientos populares—. Por ahí vino la materia prima de su metodología
pedagógica.
Diría que Cuba debía tomar para los movimientos
sociales que hay aquí (la FEU, los sindicatos, la Federación de Mujeres
Cubanas) la posibilidad de crear una emulación ética-moral-ética. Esto va a ser
muy importante en el proceso de las reformas de Cuba.
“Los procesos liberadores no son definitivos. El
derrumbe de la Unión Soviética demostró que es un equívoco
pensar que la revolución está hecha y ya es definitivo. La revolución es, sobre
todo, un proceso de futuro. Porque cada generación tiene que ser educada
nuevamente en el socialismo. Otro equívoco es pensar que quien nace en el
socialismo es socialista.”
A pesar de los múltiples procesos liberadores que hay
hoy en América Latina, con utopías
socialistas e intenciones de crear un mundo mejor, todavía tenemos un mundo
donde existe la dominación de unos pocos hombres sobre el resto de la
humanidad. ¿Cómo podría construirse un conocimiento liberador?
El proceso de dominación hoy es de una clase muy rica
sobre el resto. Por ejemplo, acaban de divulgar el dato de que hoy 85 personas
en el mundo tienen la riqueza de 3.5 mil millones de personas. En un bus pueden
viajar, perfectamente, 85 personas y ellas tienen lo que debía tener la mitad
de la humanidad. Esto explica la diferencia social impactante que hay en el
mundo.
Los procesos liberadores no son definitivos. El
derrumbe de la Unión Soviética demostró que es un equívoco
pensar que la revolución está hecha y ya es definitivo. La revolución es, sobre
todo, un proceso de futuro. Porque cada generación tiene que ser educada
nuevamente en el socialismo. Otro equívoco es pensar que quien nace en el
socialismo es socialista. No. Todos nacemos capitalistas.Todos los bebitos son
muy capitalistas: centrados en ellos y en lo que necesitan, en que los
atiendan.
Ahora, ese proceso de enseñar solidaridad, altruismo,
participación resulta de una educación. Ahí Paulo
Freire puede ayudar mucho. Y no solamente Freire, ustedes aquí tienen
muchos procesos pedagógicos revolucionarios. Sé que los CDR aquí ya no
funcionan tanto como antes, quizá porque al inicio de la Revolución
tenían un carácter de defensa del barrio. Ahora la Revolución
está consolidada y los EE.UU. sienten que no pueden hacer un ataque directo a
Cuba. Pero todavía tienen otro problema: el enemigo principal está dentro y es
el ausentismo, la pereza, el acomodamiento, el espíritu capitalista. Entonces
ahí los CDR
tienen un papel importante. La Educación Popular podría ayudar,
específicamente, para la recuperación de los CDR y de la
movilización de la sociedad civil en defensa de la Revolución.
Es una educación,
en general, muy capitalista, muy bancaria, muy de arriba para abajo. Tiene
contenidos muy europeos, que no tienen en cuenta la situación de la gente. Está
descontextualizada. Es una educación para formar mano de obra especializada
para el mercado de trabajo, no para formar hombres y mujeres felices y dignos.
Sin embargo, hay muchas excepciones.
Me encanta porque yo vivo aquí y veo que hay cambios
significativos. Porque es el único continente del mundo donde en este momento
hay esperanza: hay muchos gobiernos progresistas; la CELAC ha
sido una maravilla con ese consenso de todos los países de América Latina en apoyo a Cuba, en apoyo a las
propuestas de unidad sin la participación de EE.UU.
ni Canadá.
Esto es un avance tremendo.
Me preocupa porque todo ese proceso es muy frágil
todavía. Venezuela está demostrando eso. No se puede decir
que está todo consolidado. Solo se va a consolidar si nosotros podemos
organizar al pueblo. No se consolida un proceso de Revolución
Bolivariana por consignas y carismas. Debe pasar mucho más que eso.
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